Pues hace un par de días me terminé de leer "Vindius El Feroz" y he de decir que me lo he pasado MUY bien con esta tercera entrega de las aventuras de Vindius. De hecho, me atrevería a decir que es la mejor de las tres novelas en casi todos los aspectos.
La narrativa ha dado un salto espectacular. En esta entrega no sólo disfrutas con las aventuras del cántabro y su inseparable compañero Milciades, sino que además disfrutas de la lectura. Hay pasajes muy bien escritos, las frases lapidarias con las que Vindius cierra cada capítulo le dejan a uno con el culo torcido, y toda la novela es un disfrute de alusiones a personajes mitológicos o reales de la antigüedad.
La estructura del libro es similar a la de las anteriores entregas, es decir, se divide acertadamente en pequeños capítulos de rápida lectura en los que Vindius se enfrenta a enemigos mortales y no tan mortales. Pero esta vez hay una gran diferencia. Así como en las anteriores entregas Vindius y Milciades hacían frente a sus enemigos según su camino les acercaba más y más a su ansiada Roma, en esta ocasión toda la acción se desarrolla en una única localización: la ciudad portuaria de Ostia.
Y es que ahí radica la trama de esta nueva aventura de Vindius y Milciades. Tras las aventuras marítimas de la segunda entrega llegan al puerto de Ostia donde pronto comprenden que algo no va bien. Un extraño sortilegio mantiene cautivos a todos aquellos que entran en la ciudad, y dicho sortilegio sólo será destruido si se acaba con los 7 sellos que lo protegen.
Y es una gozada leer las andanzas arriba y abajo de Vindius y Milciades por las deprimentes callejuelas de Ostia, por su puerto atestado de marinos amantes del buen vino y los dados, por las mismas entrañas subterráneas de la ciudad... y es que la misma Ostia y sus habitantes se acaban convirtiendo en un personaje más de la novela, tal es lo acertado de la ambientación que Deka le ha dado a esta novela.
Y cada capítulo es como una pequeña "opereta" donde Vindius y Milciades nos descubren nuevas aventuras y enemigos tan variopintos como una guajona, un dios del viento... e incluso un Horla (¡viva Maupassant!).
No todo es perfecto, claro está. A veces se repiten en exceso algunas descripciones del físico y las hazañas de Vindius, aunque hay algo casi paternal en la paciencia con la que Deka explica una y otra vez los hechos que hicieron grande a "La Muerte Blanca".
Tampoco me ha gustado ver el despilfarro literario llevado a cabo con el capitán Sinistro. ¿¡Pero qué has hecho Deka?! Consigues crear un personaje secundario que hubiera dado mucho juego en futuras aventuras de Vindius... ¡¿y le haces ESO?! ¡Era un personaje cojonudo, en serio!
También he de decir que la batalla final me dejó un poco frío. He visto papeleos en Hacienda con más acción que ese desenlace final, Deka.
Pero lo bueno supera con creces estos detalles, conformando una novela MUY divertida, con una ambientación más original que nunca (insisto en que Deka hace de la ciudad de Ostia casi un personaje en sí misma) y una narrativa que lleva las aventuras de Vindius a cotas superiores.
Pero lo más importante de todo es la sensación que me ha dejado esta novela de estar leyendo las aventuras de dos auténticos personajes. Lo que muchos escritores intentan durante toda una vida, Deka lo ha apuntalado ya con esta novela. Que no se malinterprete esta comparación, pero yo ya veo a Vindius y Milciades como puedo ver a Batman y Robin, a Roberto Alcázar y el Pedrín, a un Sherlock Holmes y su inseparable Watson.
Para mi las aventuras de Vindius comenzaron como una mera curiosidad pero ahora casi me vería defraudado si no acabo viendo a Vindius levantar su hacha en mitad del Coliseo de Roma... y lo imagino más allá, luchando contra los Dioses del Norte más allá del Norte, o contra monstruos y Dioses del lejano Oriente... ¡Larga vida a Vindius!

Dos eran compañía. Tres... ¡me saben ya a poco! ¡Queremos más sangre para nuestras hachas, Deka! 